Andrés Felipe recorrió las calles de Tokio durante más de siete años. Sus estudios de idiomas y sus trabajos en bares y restaurantes le permitieron transitar por distintos distritos de la ciudad, y hacerlo durante horas del día y la noche. Con su iPhone, captó espacios vacíos en el diario vivir de una de las ciudades más pobladas del mundo, edificios modernos y parques naturales en donde los árboles florecen y cambian de color con el paso de las estaciones, y lugares icónicos para el local que, sin embargo, no están en las guías que consultan los visitantes. Esta mirada desde adentro, pausada y prolongada al mismo tiempo, de alguien que ha sido acogido por una sociedad que alguna vez le fue extraña, contrasta con la fotografía popular en las redes sociales y el marketing de viajes, esa fotografía que suele ser parcial, fugaz y efectista. Sin habérselo propuesto, la galería del Instagram de Andrés Felipe contiene una colección de momentos y escenas íntimas de un Tokio nostálgico, dinámico y diverso. En este post, conoceremos una ciudad que cambia de ropaje, de mood y de dinámicas sociales con el paso de la primavera al verano, el verano al otoño, y el otoño al invierno.