Roma, no es una película fácil, lo admito, pero para mí, es sencillamente espectacular. Alfonso Cuarón narra de una manera tan personal, íntima y emotiva su última película, que me hace caer rendida ante ella; Roma es personal, íntima y emotiva, como mis historias. Es lenta, pues el nivel de cuidado en los detalles es de una precisión artesanal que logra evocar en su máxima expresión los maravillosos recuerdos de su infancia y de la mía propia.
Dichas añoranzas se reflejan en esa casa familiar ubicada en la Colonia Roma de México, la película está tan bien recreada que permite percibir a través de las tomas minuciosamente logradas; cada espacio, cada puerta, cada calle, cada luz de vela, cada ilusión, cada decepción, cada lavada de loza, cada rayón del carro, cada detalle en los distintos espacios, cada película dentro de la película, cada sala de cine, cada gota de agua, cada escobilleo que recoge las miserias de los perros, cada perro, cada humano niño, cada humano adulto, cada mirada, en fin, cada vida vista a través de sus ojos.
Para las personas que amamos y odiamos la cotidianidad, verla allí reflejada es un verdadero placer, algunos pensarán que es una historia como cualquier otra, yo rescato la magistral manera de contar en paralelo el desamor en distintas clases sociales en una sociedad mexicana, que, a su vez, es tan colombiana, que pareciera se desarrollara aquí, con una Cleo de acá y unos conflictos sociales similares a los vividos a principios de la década de los setentas, aquí y allá.
Sobre los sonidos puedo decir que, fueron seleccionados perfectamente; el paso de los aviones, las preguntas infantiles, las respuestas inocentes, los juegos, las peleas, el agua, la escoba, la mierda, el viento, los vendedores, los voceadores, la violencia, el amor, el médico, el que práctica taekwondo, el parto, el no saber cómo se apellida mi empleada, el mar, la incertidumbre, las canciones y lo mejor, los silencios justo cuando se hacen necesarios.
En fin, dicen los que saben que una de las fuentes de la formación artística proviene de la memoria de quien la escribe, la pinta, la esculpe o la canta y esta obra de arte visual es precisamente eso: una evocación de un maravilloso pasado que ojalá se gane todas las estatuillas a las que está nominada en la próxima edición de los premios Oscar.
*Imagen destacada es un fotograma de Roma.
Roma es un homenaje a la memoria, que nos recuerda conforme al lado que vivimos un pedazo de nostalgia, plagado de olores, sabores, comidas, paseos, mascotas, etc., muy bien descrito en el texto de Adriana que invita a reflexionar sobre la importancia total de las personas en nuestras vidas.
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