Mucho se ha dicho sobre ella. Mucho se dice de aquellos que por voluntad propia optamos por ponerla entre aquellos que más queremos. A veces es una cura, a veces un escape, otras es la única opción, pero algunas veces también es efímera… hay quienes dicen que la distancia es simplemente una prueba para ver qué tan lejos puede viajar el amor…

Llevo 12 años poniendo millones de kilómetros y diferencias horarias en medio de la gente que más quiero: mi familia y mis amigos de toda la vida. 12 años reinventando, retando, llevando, acortando la distancia que yo misma elegí… y entre tanto tiempo y más distancia he ido aprendiendo que no solo estando cerca se comparte, que no solo tocando se puede consentir, que hay otras formas de estar presente sin estarlo… requiere esfuerzo y constancia, pero sobre todo requiere amor…

Con Alejo nos acercamos en la distancia, nos reconocimos en ella, y en ella nos aferramos apostándole a una amistad que valía la pena el esfuerzo extra que requiere tener que consentir sin abrazos, leer entre líneas sin ver el lenguaje corporal, recordarse sin verse y quererse en medio de ese recuerdo borroso y estancado en el tiempo donde solo hay un par de días, días extraordinarios pero escasos en los que nos vemos de nuevo para confirmar una vez más que sigue ahí, que la distancia a pesar de su permanente presencia no ha podido lograr que nos olvidemos, y mucho menos, nos dejemos de querer. Y así es como hoy, lejos de todos, tengo la certeza que Alejo se fue sabiendo, no solo que esta amistad sobrevivió a la distancia, sino que gracias a ella irónicamente estuvimos juntos hasta el Final.

¡Siempre te voy a extrañar Alejo!

Stefania Hurtado