Por Javier Soto, amigo de Alejo de dos trabajos.
Con la muerte de Alejo se han disparado muchos recuerdos lejanos y otros cercanos del tiempo que tuve la fortuna de compartir con él. La primera vez que lo vi fue en el parque Santander mientras esperaba a que un estudiante de Ciencia Política integrara el equipo de Carlos Gaviria Díaz. Yo llevaba unos meses como pasante y desde la oficina se abrió el espacio para que otro pasante entrara. Con verlo y charlar por unos minutos con él, supe que era la persona perfecta para el puesto, no solo por su nivel académico, sino por su estilo descomplicado y su gran sentido del humor.
Durante esos meses, Alejo y yo fuimos muy unidos, compartimos muchos sueños de lo que podría ser el futuro desde la posición en que nos encontrábamos, también compartimos gustos oscuros, como la atracción física que él sentía hacía Rocío Arias o la mía por Claudia Blum. Alejandro encajó fácil y rápidamente en el equipo de trabajo, su actitud siempre fue la mejor, sus burlas y el no tomarse las cosas tan en serio, hicieron que tuviéramos meses muy felices de trabajo.
Nuestra amistad continuó mucho después de que terminaran las primeras emociones de nuestro primer trabajo. Los años afianzaron una amistad, que siempre guardaré como algo muy especial. Años después volvimos a trabajar juntos en la Unidad de Restitución de Tierras; a pesar de que la enfermedad de Alejo había avanzado, sus calidades profesionales y personales hicieron que el equipo de Contexto lo acogiera como uno más, con todo y su ya bochornoso gusto por el reguetón. Todos lo recuerdan por su desparpajo para cantar esos ritmos en la mitad de la oficina.
Extrañaré de Alejo su agrio humor, sus críticas poco constructivas sobre mi cucuteña forma de vestir, su baile de la canción de Vicente Fernández “Estos Celos” encima de una mesa en Bucaramanga. Pero, sobre todo, extrañaré las noches en mi balcón tomándonos unas cervezas y “arreglando el país”.
Un gran abrazo, Alejo.
Una respuesta a “«Extrañaré las noches en mi balcón»”
[…] “Extrañaré las noches en mi balcón” – Javier Soto. […]
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