Publicado por
Óscar Iván Pérez H
Desde que entré a la Universidad Nacional soñé con ser docente. De inmediato me maravilló la idea de tener un discurso tan robusto y de escribir tan bien como lo hacían los profesores que me enseñaban Economía. Así que decidí seguir sus pasos: devoré los libros de la biblioteca, me destaqué entre mis compañeros, y me fui del país para cumplir el requisito de inglés de las universidades internacionales. Y entonces todo cambió. Los viajes me enseñaron que andar con una mochila en la espalda es más enriquecedor que leer sentado artículos académicos, que el conocimiento no solo está en las bibliotecas sino también en las calles, que las imágenes son más elocuentes que las palabras, que uno es un ser más completo en la medida en que cultive más pasiones; me enseñó, en fin, que vivir plenamente es una meta más loable que ser el mejor en lo que haces. Desde entonces tengo menos claro para dónde voy pero soy más feliz. Y eso es lo que vale. Ver todas las entradas de Óscar Iván Pérez H