Fotos y texto de GIovanni ROdrigo BERmúdez BOhórquez (IG: @giroberbo). Ingeniero electricista, profesor e investigador, fotógrafo de naturaleza y conservación, y maratonista consagrado en alcanzar sus metas
En el vasto territorio de los Llanos Orientales, donde el viento susurra historias ancestrales y la sabana se extiende sin fin, cada noviembre soy testigo de un espectáculo que fusiona tradición, destreza y pasión: las Cuadrillas de San Martín. Esta celebración, con 289 años de historia, es un ballet ecuestre que narra las vivencias y conflictos de las comunidades que habitaron estas tierras, reflejando el mestizaje que caracteriza a la región llanera.
Este ballet involucra a cuatro cuadrillas, cada una conformada por 12 jinetes que representan a grupos étnicos significativos en la historia regional: Galanes (españoles), Moros (árabes), Guahibos (indígenas) y Cachaceros (africanos).
Los Galanes, simbolizando a los colonizadores españoles, visten trajes elegantes que reflejan la moda europea de la época colonial, representando la llegada de los conquistadores y su influencia en la cultura local.
Los Moros, con atuendos que evocan la presencia árabe en la península ibérica, representan la herencia cultural que los españoles trajeron consigo, incluyendo elementos de la cultura morisca.
Los Guahibos, adornados con vestimentas tradicionales que reflejan su conexión con la naturaleza, representan a las comunidades indígenas que originalmente habitaron estas tierras y así enaltecer su resistencia y adaptación frente a influencias externas.
Finalmente, los Cachaceros, con máscaras y trajes que simbolizan la herencia africana, representan a los esclavos traídos de África durante la colonización y su contribución a la diversidad cultural de la región.
El día del juego, la atmósfera en San Martín de los Llanos es electrizante. Los espectadores se congregan alrededor de la Plaza de Cuadrillas para arengar a una de ellas, ansiosos por presenciar la destreza de los jinetes y la majestuosidad de los caballos.
Al sonar el clarín, las Cuadrillas entran en acción. Los Cachaceros, con sus máscaras que oscilan al compás del galope, se lanzan en persecución de los Guahibos, mientras los Moros intentan interceptarlos. El polvo se levanta bajo los cascos de los caballos, y el sonido de los gritos y risas llena el aire, con una sinfonía que resuena en el corazón de los presentes.
Las Cuadrillas se componen de diez juegos que evocan encuentros, alianzas y conflictos entre estos grupos, reflejando la compleja historia de mestizaje y convivencia de los Llanos Orientales. Cada movimiento y coreografía es una narración viva de las interacciones culturales que han dado forma a la identidad de San Martín y sus habitantes.
Entre estos juegos, el de las Alcancías destaca por su intensidad y simbolismo, resaltando la esencia misma de la cultura llanera. Este juego representa dinámicas de persecución y estrategia, donde las Cuadrillas se enfrentan en una coreografía que emula antiguas batallas y alianzas.
Los Cachaceros, reconocibles por sus imponentes y pesadas máscaras que representan figuras míticas y animales de la región, galopan con vigor buscando alcanzar a los Guahibos, mientras evitan ser atrapados por los Moros, quienes a su vez huyen de los Galanes, perseguidos por los Guahibos.
Este ciclo, que se repite 12 veces, tiene su origen en los juegos que los nativos Achagua realizaban cada doce lunas llenas en honor a sus divinidades, resaltando la confraternidad de la gran nación.
La dinámica del juego de las Alcancías pone a prueba la habilidad y resistencia de los jinetes, así como la majestuosidad y fuerza de los caballos, compañeros inseparables en esta danza de velocidad, planeación y táctica. La preparación es meticulosa: los jinetes entrenan durante meses, fortaleciendo el vínculo con sus caballos y perfeccionando las maniobras que ejecutarán en el campo.
Para capturar la esencia de este juego, he realizado una serie de fotografías empleando la técnica de barrido, mostrando los jinetes en pleno movimiento para transmitir la sensación de velocidad y dinamismo, congelando instantes donde la tradición y la destreza convergen en una imagen. A través de estas fotografías, busco no solo documentar el juego de las Alcancías, sino también rendir homenaje al municipio de San Martín, que, a través de 48 jinetes montados en sus corceles y portando símbolos de su herencia, mantienen viva una tradición que, año tras año, galopa con fuerza en el corazón del Meta.
El juego de las Alcancías es más que una competencia; es una celebración de la identidad llanera, una manifestación de la conexión profunda entre el hombre y el caballo, y una muestra del espíritu comunitario que caracteriza a San Martín. A través de este juego, las nuevas generaciones aprenden sobre su historia y cultura, asegurando que las Cuadrillas de San Martín continúen siendo un pilar fundamental del patrimonio colombiano.








Giroberbo fue uno de los participantes de "La Danza de los Cuadrilleros", nuestro taller de fotografía en San Martín de los Llanos que se llevó a cabo del 8 al 11 de noviembre de 2024. En los próximos días, les compartiremos más muestras de las búsquedas creativas los participantes y los talleristas. Conoce más del taller aquí.

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