Por Francisco Arenas
No eliges vivir, tampoco morir.
Te dieron la vida; te regalaron la muerte.
Un segundo de existencia entre la eternidad de la nada,
un instante que cada quien, disfrutará por un breve momento.
Pero dicen que, si no estás presente, no vives nunca.
Mira el cielo y no tanto el celular.
Disfruta cada bocado,
respira con tranquilidad, a bocanadas,
saborea el agua que bebes y el vino que tomas.
Sal de la ciudad, intérnate en el campo.
Las estrellas milenarias te harán pensar
en las noches como esta, que no llegarás a experimentar.
¡Bello y doloroso regalo!
¿De qué te despedirás? ¿De la geometría, el arte o la ciencia?
¿De la literatura? ¿De la pereza? ¿De la resaca?
Del milagro de la vida, de los seres que amas, de lo que disfrutas.
Es del mundo del que te despides.
Disfrútalo.
Luego de ese instante, lo más seguro es que siga la nada.
La esperanza se presenta frente a lo improbable,
la vida es un milagro de lo improbable,
pero no hay esperanza frente a tu muerte.
Sé consciente; tú también te despedirás de este mundo,
lo abandonarás todo.
¿Habrá valido la pena? Que la respuesta sea sí, depende de ti.
Quiere la consciencia de tu muerte;
Tánatos querido, porque es la del instante de la vida.

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Una respuesta a “Querido Tánatos ”
Gracias por sus palabras
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